Aspectos lógicos y semánticos del problema del mal

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Eduardo O.C. Chaves

Resumen

¿Son los enunciados “existe el mal en el mundo” y “existe un Dios omnipotente, omnisciente y perfectamente bueno” lógicamente inconsistentes o incompatibles? Aun cuando muchos han contestado afirmativamente no es muy claro que esta posición pueda establecerse. Los que afirman que no hay contradicción entre los anunciados anteriores apelan a todo tipo de justificaciones para sostener su respuesta.
El propósito de este artículo es aclarar algunas consecuencias del problema y situar en una perspectiva sinóptica ciertas discusiones recientes sobre el tema. Si el autor tomara alguna posición, sería ésta: la equivocación semántica del problema evita el establecimiento de sus aspectos lógicos.
David Aiken sostiene que el problema del mal aparece cuando alguien está dispuesto a afirmar: (a) “hay un ser omnipotente y omnisciente que es perfectamente bueno y sólo él es Dios”, y (b) “hay algún mal en el universo finito creado por ese ser”. Entre ambas proposiciones dice Aiken, se da una inconsistencia, pero como no es obvia hay que intentar mostrarla.
Por hipótesis, señala Aiken, un ser omnipotente y omnisciente puede hacer lo que quiera. Cualquier persona perfectamente buena, en tanto que pueda, hará el bien y prevendrá el mal. Si hay algún mal en el mundo debe concluirse, entonces, que no hay tal ser, pues una persona perfectamente buena prevendría el mal si pudiera. Entonces, o no hay tal ser o nada es malo. Pero como (por hipótesis únicamente) tal ser es Dios, nos vemos obligados a concluir que no hay Dios o, más aún, que no hay nada que sea malo.
El enunciado (a) contiene dos tesis: (i) la teológica, compuesta por tres partes: la metafísica, la moral y la religiosa, (ii) la ética. El componente metafísico señala que hay un ser que es omnipotente y omnisciente; el moral dice que hay un ser que es una persona perfectamente buena; el religioso apunta que sólo un ser que sea omnipotente, omnisapiente y perfectamente bueno es Dios. Esta distinción es importante porque permite ver con claridad que el teísta puede evadir el problema rechazando el componente metafísico o el moral. Si el teísta quiere rechazar el componente moral o religioso, y seguir siendo teísta, debe antes rechazar la parte religiosa. Esto es, puede redefinir a Dios, pero esto no ofrece una solución al problema del mal tal como se planteo originalmente. Es curioso notar que los evasores del problema contestaron ya en sentido afirmativo al problema original, pues, de otra manera, ¿para qué cambiar los términos del planteamiento?
Si aceptamos que “un ser omnipotente y omnisciente (de aquí en adelante OyO) puede hacer cualquier cosa que quiera” y que “cualquier persona perfectamente buena, en tanto que pueda, hará el bien y prevendrá el mal” es obvia la inconsistencia entre la tesis teológica y la ética. Las subpremisas anteriores explicitan parte del significado de los términos principales que intervienen en el argumento.
El asunto inmediato consiste en investigar si las mencionadas subpremisas son aceptables para el teísta y, si no lo son, ver por qué no lo son. Ningún teísta objetaría que “un ser OyO puede hacer cualquier cosa que quiera” siempre y cuando no sea lógicamente imposible.
La segunda subpremisa es problemática. Nelson Pike afirma que es falso decir que una persona perfectamente buena (PB) prevendría el mal si pudiera. Ordinariamente no nos abstenemos de llamar bueno a alguien sólo porque permitió o causó algún mal, siempre y cuando haya tenido una “razón moralmente suficiente” para hacerlo. Este punto es “estrictamente semántico”. Aunque no resulta claro qué se entiende aquí por “razón moralmente suficiente”, es importante notar que Pike pretende, basándose en esta consideración, no sólo que no es cierto que “un ser PB prevendría el sufrimiento si pudiera”, sino también que “si Dios es PB no se sigue que prevendría el sufrimiento si pudiera”. La razón de esta afirmación surge de inmediato: “Dios podría fallar en la prevención del sufrimiento o causar él mismo algún sufrimiento y permanecer perfectamente bueno, sólo a condición de que haya una razón moralmente suficiente para su acción”. El punto que sostiene Pike no es idéntico al anterior y tampoco se sigue de lo afirmado ahí. Esto se debe a que Dios, además de ser PB, es también OyO, y estos atributos morales parecen eliminar la posibilidad de que Dios tenga alguna razón moralmente suficiente (RMS). Así, los “atributos metafísicos” de Dios parecen impedir cualquier posibilidad de justificación del mal en el mundo. La maniobra que realiza Pike para salir avante es la siguiente: el escéptico es quien tiene que mostrar que ninguna RMS puede aplicarse a un ser OyO. Pero el escéptico debe mostrar no sólo que esto es verdadero, sino que es necesariamente verdadero. Esto, agrega Pike, nadie lo ha hecho y es difícil pensar cómo se puede llevar a cabo.
E.O.C. Chaves no está de acuerdo con la maniobra de Pike, pues su argumento sólo muestra que hasta un ser OyO podría tener una RMS para permitir el mal (no que de hecho la tenga). Además, aun si tal argumento fallara, Pike siempre podría decir que dicha falla no prueba que la afirmación del escéptico sea necesariamente verdadera. El escéptico debe argumentar a favor de su afirmación.
Pike, mediante un extenso argumento, concluye que un ser OyO podría tener una razón para permitir que exista el mal y, por tanto, es imposible que el escéptico pueda mostrar que el enunciado “no hay razón moralmente suficiente aplicable a un ser OyO” es necesariamente verdadero.
La replica del escéptico es la siguiente: aun cuando las asunciones de Pike en un extenso argumento sean verdaderas, dicho argumento no muestra que el proyecto escéptico, para probar que no puede haber razón moralmente suficiente atribuirle a un ser OyO, está condenado a fallar. Es más, el escéptico puede defenderse contra el argumento de Pike alegando que:

(1) Pike no demostró que podría haber una RMS aplicable a un ser OyO.
(2) Pike mostró que podría haber una RMS atribuible a un ser OyO y PB sólo con la ayuda de una noción muy extraña y atípica de bondad.
(3) Pike no mostró, ni con la ayuda de su extraña noción de bondad, por qué este ser OyO y PB debe decidirse a crear algo.
(4) Pike no mostró que este ser OyO y PB tuvo de hecho una RMS para permitir el mal —concedida su noción de bondad, sólo mostró que este ser podría haber tenido una razón para permitir la existencia del mal—.

En los capítulos IV, V, VI y VII del artículo de O. E. C. Chaves se discuten los argumentos que el teísta podría esgrimir contra los puntos (1), (2), (3) y (4) del escéptico; también se analizan los posibles argumentos del escéptico contra el ataque teísta.
En el último capítulo de este trabajo se presenta el argumento de Pike, que enfoca el problema del mal en forma de una triada inconsistente:

(a) Hay mal en el mundo;
(b) Hay un Dios que es omnipotente, omnisciente y perfectamente bueno;
(c) No puede haber una razón moralmente suficiente para que Dios permita la existencia del mal en el mundo.

La relación entre estas tres proposiciones es tal que la afirmación de dos de ellas conduce a la negación de la restante. (a) es obviamente verdadera. El escéptico sostiene que (c) es verdadera y, en consecuencia, (b) debe ser falsa. La réplica de Pike es que el escéptico no es capaz de mostrar que (c) es necesariamente verdadera y, por tanto, el teísta no está obligado a considerar (c) como verdadera. Ahora bien, si el teísta está seguro, ya sea a través de un argumento a priori o a través de una revelación, de la verdad de (b), entonces puede estar seguro de que (c) es falsa, nada más sobre bases lógicas; en otras palabras, (c) no sólo es, sino que debe ser falsa. En este caso el teísta puede estar seguro que de hecho Dios no sólo podría, sino que en verdad debe tener una RMS para permitir la existencia del mal. A esto el escéptico contestaría que la revelación puede ser falsa y el argumento incorrecto y por tanto…
Además de los problemas que ocasiona el conocimiento de la existencia de Dios, varias dificultades salen al paso de Pike debido a la lógica particular del término “bueno”, pues de Dios se dice que es perfectamente bueno.
(Sebastián Lamoyi)

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Cómo citar
Chaves, E. O. (2018). Aspectos lógicos y semánticos del problema del mal. Crítica. Revista Hispanoamericana De Filosofía, 10(29), 3–42. https://doi.org/10.22201/iifs.18704905e.1978.273

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