Dispositions, Reduction Sentences and Causal Conditionals
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Abstract
Arguye que las oraciones reductivas (OR) no son adecuadas para introducir predicados disposicionales si esos predicados han de tener el mismo significado que tienen en nuestro lenguaje y que, por razones parecidas, los condicionales causales no son lógicamente equivalentes a los enunciados disposicionales. La razón de ello reside en el carácter abierto de las disposiciones.
Examina la postura de Carnap, según la cual para introducir un predicado disposicional 'Q3' se pueden usar los predicados 'Q1', 'Q2' 'Q4' y 'Q5' en un par de oraciones como este:
(R1) Ql→ (Q2→Q3)
(R2) Q4→ (Q5→~Q3).
'Q1' y 'Q4' describen condiciones experimentales y de prueba, y 'Q2' y 'Q5' los resultados de la prueba (test). De manera que si el punto a reacciona de manera Q2 cuando se lo somete a la prueba Q1, a tendrá la propiedad Q3, pero si a reacciona de manera Q5 cuando se lo somete a la prueba Q4, no tendrá la propiedad Q3. Carnap supone que su procedimiento es el que mejor cumple con los requisitos del procedimiento científico pues si tratásemos de definir un predicado disposicional, el resultado sería que cada vez que la ciencia avance habríamos de proveer una nueva definición, en cambio, si se establecen pares como (R1) y (R2) lo único que hay que hacer es aumentar otros pares compatibles con los primeros. No se trataría de corregir esas determinaciones sino de complementarlas con nuevas ORs.
Sin embargo esto resulta equivocado por dos razones:
(a) Porque algunas veces no basta con complementarlas, hay que corregir las determinaciones formuladas en estadios previos.
(b) Porque hay varias clases de predicados disposicionales y la aplicación a ellos de oraciones reductivas presenta problemas diferentes en cada caso.
Para probar esto, analiza el caso de los predicados 'soluble', 'frágil' y 'magnético' representativos cada uno de un grupo.
(a) En el caso de 'soluble' la ocurrencia de la disolución será condición suficiente de la verdad del enunciado que afirme esa disposición; de lo contrario, tendríamos el absurdo de algo que se disuelve sin ser soluble. Estaríamos en el caso de (R1). Contrariamente a lo que Carnap piensa, no hay condiciones necesarias para la determinación de cuándo un objeto es soluble (R2). La razón es simple: si el objeto no se disuelve esto puede deberse no a que no sea soluble sino a la ausencia de una condición relevante, p. ej., que el agua estaba a muy baja temperatura. Pero si hemos introducido una OR como un R2 que establece una condición necesaria de la presencia de la disposición y la cosa no se disuelve a pesar de ser soluble, tendremos que corregir y no sólo suplementar el original R2 adicionado para ello, la condición relevante requerida y tendremos otra RS, a saber, R'2 en lugar de la R2 original siendo esta R'2 corregible indefinidamente y esto porque se desea que 'soluble' tenga el mismo sentido que tiene en nuestro lenguaje. Otra cosa sucedería si RS introdujese predicados sin significado previo, pues en tal caso no se podrían asignar valores de verdad.
En la misma situación que 'soluble' encontramos palabras como 'penetrable' y 'rompible'.
(b) Términos como 'frágil' presentan dificultades de otro tipo. A diferencia de 'soluble', el que algo se rompa no es condición suficiente de que sea frágil como sí lo es de que sea rompible; un objeto frágil no es el que se rompe en ciertas circunstancias, sino uno que se puede romper fácilmente. Así, en el caso (R1) 'Q1' Y 'Q2' pueden ser verdaderos y 'Q3' resultar falso. Alguien puede pensar que especificando una condición adicional en 'Q1', v. gr., establecer que el objeto frágil se rompe sólo bajo una presión pequeña, se resuelve el problema. Pero surgen contraejemplos pues lo que afirmamos al decir que un objeto se rompe fácilmente es que hay una gran variedad de circunstancias en las que la cosa puede romperse. Además, para determinar la presión mínima que puede romper una cosa frági1, tenemos que recurrir al tipo de cosa en cuestión y en tal caso fracasamos al querer establecer una condición suficiente. Por tanto, la introducción del predicado por R, altera el significado de 'frágil'.
En contraste con 'soluble', podemos fijar una condición necesaria de que algo sea 'frágil' (R2 ), v. gr., si ponemos el objeto bajo la máxima presión 'Q4' y no se rompe 'Q5' no diremos que sea frágil. La situación es similar para términos como 'móvil', 'flexible', etc.
(c) Un tercer grupo de disposiciones no permiten fijar condiciones necesarias o suficientes de su aplicación. Así 'magnético' introducido por una OR R2 que dijese: si ponemos un pedazo de acero (Q4) en un lugar de fricción intensa cercana a a y el pedazo no se mueve hacia a (Q5), concluiremos que a no es magnético (~Q3)' Pero nuestra conclusión puede ser no la de que no hay tal disposición, sino la de que la prueba no es relevante, pues la explicación de la ausencia de movimiento hacia a puede ser' la fricción. Si se modifica Q4 de modo que incluya 'sin fricción intensa' Q+4 estaremos corrigiendo un primer par de reducción y no sólo completándolo, corrección que habrá que llevar a cabo en cada nueva situación que se presenta. En el caso de R1 la situación no es mejor, pues si suponemos, según el ejemplo anterior, que Ql = Q4 y ~Q2 = Q5, Q3 no será verdadero. Esto es posible porque aún si un pedazo de acero se mueve hacia a podemos pensar que a no es magnético pues la causa puede ser p. ej. una inclinación de la superficie y no la disposición. Dificultades parecidas parecen surgir si se introducen pruebas a resultados distintos en 'Q1', 'Q2" 'Q4'y 'Q5' . Algo similar sucede con 'punzante', 'dulce', 'amargo'. El resultado es, así, contrario a Carnap ya que en los casos (a) no es posible establecer una concidión necesaria dado que el avance de nuestro conocimiento nos obliga a cambiar constantemente R2 ; lo mismo puede decirse del intento de establecer una condición suficiente por R1 en los casos (b) y de ambos tipos de condición en los casos (c).
Desde un punto de vista carnapiano la respuesta a esta objeción consistiría en decir que este modo de introducirlos es adecuado por cuanto excluye como autocontradictorías las asignaciones de valores de verdad que pueden hacerse en nuestro uso ordinario de esos términos. Si rehusamos admitir 'Q1' o 'Q4' como adecuados para determinar la presencia a ausencia de la disposición, estamos usando el predicado en un sentido distinto del que tenía cuando se determinaba esa presencia o ausencia sobre la base de R1 o R2 respectivamente. Así, en el caso (c) ha habido un cambio de Q4 a Q+4 de modo que la disposición introducida no ha de ser Q3 sino Q+3. De otra parte Q+4 era falsa en el primer experimento y nada podríamos haber concluido respecto al valor de verdad Q+3 .
Sin embargo, hay varias razones para suponer que esto no es así. En primer lugar, la única razón para pensar en un cambio de significado descansa en la creencia de que las OR son una manera adecuada de analizar nuestro uso corriente de los predicados disposicionales y el medio más claro en el cual esto ha de hacerse.
Otra razón es que esta defensa no parece estar de acuerdo con nuestro uso corriente de las disposiciones, pues aún cuando Carnap especifica solo parcialmente el significado de un predicado disposicional dejándolo 'abierto' a fin de que las aplicaciones que se hacen según diferentes criterios en diferentes momentos vengan a ser consideradas como especificaciones del sentido de un mismo concepto, por esta misma línea de razonamiento podemos negar a pensar que en el caso de una prueba inadecuada estamos especificando un concepto 'abierto' y no introduciendo uno nuevo puesto que en el uso ordinario no pensamos que se trate de la introducción de uno nuevo.
Así pues, las ORs no son adecuadas para introducir esos predicados si han de tener el mismo sentido que tienen en nuestro lenguaje. Dificultades similares surgen si se quiere caracterizar a los predicados disposicionales en forma no extensional usando condicionales causales a 'contrafácticos' expresados en el modo subjuntivo.
Para mostrar que no son equivalentes hace uso de una noción de implicación según la cual es imposible tener evidencia confirmativa para el antecedente que no lo sea para el consecuente y tener evidencia refutativa para el consecuente que no lo sea para el antecedente. (Esta noción de '⊃' no ha sido investigada en detalle desde un punto de vista lógico pero sugiere que es similar a la propugnada por los intuicionistas (Heyting). Las sentencias 'a es magnético' y el condicional 'si alguien ha puesto un pedazo de acero cerca de a, éste se habrá movido hacia a' no son lógicamente equivalentes de acuerdo a la caracterización anterior, pues surgen dificultades paralelas alas de los casos (c) en que se refuta parcialmente el condicional sin refutar el antecedente. La cura será reformular el condicional haciendo referencia a la condición relevante para evitar la refutación independiente del condicional y si la 'respuesta' alas condiciones establecidas en el condicional subjuntivo es, no negativa, sino diferente del resultado esperado, tendremos que agregar un nuevo 'contrafáctico', que analice el predicado disposicional, si ha de seguir un patrón regular. Aquí de nuevo, a pesar de la instancia refutativa, consideramos que la disposición sí estaba presente y se manifestó en forma novedosa.
La implicación conversa ha de afrontar dificultades similares: puede haber evidencia confirmativa del condicional que no lo sea del enunciado disposicional correlativo como se advirtió en los casos (c). La equivalencia no se sostiene. Así vemos que los enunciados que adscriben disposiciones del tipo (c) no son lógicamente equivalentes a los condicionales causales.
En los casos (a) tampoco ocurre, pues 'soluble' no implica el condicional causal correlativo porque es posible que al poner la cosa en un líquido no se disuelva y sin embargo sea soluble en ese líquido y que expliquemos la no-disolución por la ausencia de una condición relevante. En tal caso, refutaríamos el condicional sin refutar el enunciado disposicional.
Empero, la implicación conversa se sostiene, el 'contrafáctico' implica el enunciado disposicional de este grupo correlativo, pues si refutamos el consecuente refutaremos el antecedente y si confirmarnos el antecedente, confirmaremos el consecuente.
En lo que toca a los casos (h), el enunciado disposicional implica el condicional pero no a la inversa, pues 'a es frágil' implica 'Si a se sometiera a la más alta presión obtenida en condiciones de laboratorio, se rompería' porque confirmando el antecedente podemos confirmar el consecuente y refutando el consecuente refutar el antecedente. La otra implicación no se sostiene, pues algo puede romperse bajo la mayor presión pero no ser frágil. La conclusión de este análisis es, que la tesis de que los enunciados disposicionales y los contrafácticos son equivalentes es una simplificación burda.
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